Mi vocación entró por la puerta de atrás. En mi adolescencia era natural sentarme con alguno de mis amigos en la entrada de casa para escucharles y aconsejarles. En ese momento no veía cómo eso podría ser un “trabajo”. Y aquí estoy, 30 años después haciendo lo que mejor se me da hacer: escuchar y acompañar. 

Poco antes de mi primer embarazo, empecé a recibir información sobre una vida pasada. Eran como piezas de puzzle en imágenes, sonidos, sensaciones que reconocía como propias. Al hacer el curso de terapia regresiva, comprendí perfectamente de qué se trataba: grandes procesos de liberación y sanación transité siguiendo mi intuición.

Siempre fui empática e intuitiva. Podía percibir otras realidades, conectar con otros estados de conciencia, sueños lúcidos, y canalizaciones. Estudié psicología, más sentía que faltaba lo más importante: El Alma.

Luego de terminar mi carrera, me he formado en diversas terapias alternativas que me permiten facilitar el acceso a nuestro interior y he desarrollado la capacidad de conectar y canalizar con tu propio Ser: Alma, Esencia, Yo Superior.