Liberar las emociones atrapadas que tenemos en el “muro del corazón”, es tarea indispensable, ahora que sabemos que existe. A raíz del dolor que nuestro corazón ha experimentado desde edades muy tempranas, incluso desde el vientre materno; como por emociones heredadas en el momento de la concepción, hemos ido creando un muro alrededor de nuestro corazón.
Nuestro sub-consciente, percibe este muro de diversas maneras (es distinto en cada persona), me he encontrado con muros de acero, de piedra, de hormigón, de algodón (una niña), de mármol, de cristal, de PVC, etc. Cómo nuestra mente percibe el espesor de ese muro varía, desde número de capas, de metros a kilómetros y metros cúbicos también. Estos valores representan una información que nuestra mente inconsciente nos permite filtrar, sobre la intensidad de las emociones que anidan en el muro de nuestro corazón. Y es representado a través de estas metáforas: el material, tamaño y espesor del muro.
Que le ocurre a una persona que tiene un muro de emociones atrapadas en el corazón?
No está siendo ella misma.
Está siendo una representación mental de sí misma, pero -aunque pueda escuchar su corazón y su sentir- difícilmente pueda estar haciendo caso a su intuición, a sus deseos, atenderse a sí misma, cuidarse (descansar, divertirse, disfrutar de su tiempo libre, alimentarse correctamente, tener hábitos sanos y saludables, etc.), estar en paz consigo misma y con las personas y/o circunstancias que le rodean, amarse, ni amar…
Es frecuente observar, que las personas que tienen un muro en el corazón de emociones atrapadas, suelen pre-ocuparse excesivamente por los otros (descuidándose a sí mismos). También son personas excesivamente mentales, su cabeza no para, literalmente. Y cuando aman, es un amor mental. Es pensado, más que sentido: “se que me quiere, pero no lo siento”, (idem al revés, saben que quieren a una persona, pero son incapaces de sentir ese amor en su Ser, porque están desconectados de sí mismos).
El muro impide entrar y salir el sentimiento de amor.
Por ello es frecuente que la baja autoestima, sea un aspecto que viene asociado con la presencia de este muro.
Liberar las emociones que forman el muro de nuestro corazón es un proceso sencillo. Hay que ir identificando cuales son esas emociones y desde cuando están allí, que es lo que ha hecho que esa emoción se quedara atrapada, cual es la causa. Este paso es crucial, para que realmente la emoción pueda ser liberada. Es necesario dar con la causa, con el orígen de la emoción, allí donde sea que esté: transgeneracional, concepción, embarazo, infancia, adolescencia, juventud, etapa adulta, relaciones interpersonales, hechos o acontecimientos dolorosos, traumatizantes, o shocks.
Una vez identificada la emoción y su correspondiente causa, procedemos a liberarla, porque al haberlo comprendido, nuestra mente sub-consciente e inonsciente nos deja hacerlo.
“Si la mente entiende y comprende, libera“
A medida que vamos liberando las emociones, el muro varia su espesor, disminuyendo su tamaño. Liberar por completo las emociones que forman este muro, lleva de 3 a 6 sesiones aproximadamente, varía de una persona a otra. Y es necesario dejar pasar desde unos días a unas semanas antes de continuar liberando las emociones atrapadas en el muro del corazón. Para que nuestra mente, y nuestro cuerpo, puedan ir digiriendo dichos cambios. Respetar este tiempo, es importante. El cuerpo y la mente necesitan ir asimilando este proceso de liberación personal.
Que crees que va a pasar cuando hayas liberado todas las emociones que daban forma al muro de tu corazón?…
Solo hay una forma de saberlo.
Y vamos a por ello!!!